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  • Libélula: la prostituta

    Allí, postergada
    está la razón, inmune
    sed de benevolencia, llueve
    la luz que se aparta para reconocerse
    presa, delirio, entrañas
    más que una prostituta
    yace en la espera de la oscuridad
    apacigua cada flor que la tortura
    el desprecio ya no hablará más por ella
  • El fin del hombre

    Arrojamos cada molécula serpiente de raíz
    intentamos montar caballos jirafa para absolver pecados
    de la infancia, mas ¿existió algún pecado?
    sabernos libres redentores de sí mismos
    enfrascados en el azote del cuerpo maltratado.
    vómito de soberbia es lo que depara
    la absurda tregua agonizantes pies
    luego, muñecos derretidos se deslizan
    en el vapor del niño que quiere dejar huella.
    sus zapatos no lograron ver la tierra
    y ahora la basura presagia el fin del hombre
  • Poema

    ¿ se trastoca cada verso del poema?

    a la estocada de un cerebro
    a la entraña acuosa del dormido
    no, se funde un cuerpo vivo
    con la agonía de la roca
    para formar el desconsuelo de las aves

  • Fiesta reporteros

    Vanesa Bernal, Sandra de Santiago, Amalia García, Mauricio Jiménez, Omar Robledo, Jappy, Lechón

    Vanesa, Sandra, la gober Amalia, Mauricio y Omar

  • Remedio para quitar dolor de piernas

    Remedio para quitar dolor de piernas

    Ingredientes:

    Una dosis de meditación
    Medio puño de dientes apretados
    Un tercio de esencia del licor que más le agrade
    Dos piedras de tamaño razonable[1]
    Música con letra, no sólo melodía

    Procedimiento

    Sobre su cama coloque las piedras, de tal modo que al acostarse, una quede sobre su espalda y la otra casi a la altura de sus glúteos.

    Luego de haber tomado su dosis de meditación, ponga la música en su reproductor.

    Coloque la esencia del licor a un lado de la cama.

    Recuéstese a la vez que va apretando los dientes poco a poco hasta que canse.

    Permanezca así por cinco minutos, luego tome un poco de licor.

    Repita esta operación al menos veinte veces consecutivas.

    Verá que el dolor de su pierna desaparece a los pocos minutos. Este remedio legendario sirve también para otro tipo de dolores, incluso para los dolores del corazón, de esos que dañan sentimentalmente a veces.

    [1] Pueden ser hasta del tamaño de su puño

  • Diario

    Algo despierta entre sábanas de perla, el lobo se acerca despiadado, acaba con las letras que forman los relieves de un edificio y desnudas amapolas sirven de elocuencia.

    Algunos buscan corazones capaces de guardar recuerdos. luces ondean tras las montañas, es lo incierto que acaba la tregua entre el despertar y el llorar.

    Soldados apagan las angustias que tienen las nubes desnudas. La jaula pregunta si algún día dejarán de volar ideas por sus entrañas. Reman lombrices, huyen y duermen porque buscan el recuerdo que se escapa en las penumbras de los mares. Se agita cada vez más la roca.

    No leeré lo que un segundo atrás la mano que me tiene escribió. Me leerán porque la mano porta todo y puede deshacer los segundos en papel, puede placentera, atar el orgullo a una servilleta.
    Oh, mano que me aprisionas, quisiera ser tu esclavo solamente.

    Hay una tinta que deslava la apariencia, se encuentra al borde de cenizas que cubren el recuerdo. Antologías de plegarias no dicen que yo soy eterno y desatado, hago silencios en el cielo. Cobardes los que sin razón sonrojan las lágrimas de la esperanza.

    Ayer los búhos danzaban la alegría de la muerte y mil plumas aleteaban saborando los lentes que tapan la alegría. Morirán los dioses de las chozas y la zorra lamentará los besos que la tierra le quitó; mas no retornará la paz que se va por el sendero donde los amuletos no pueden derrocarse. Así sera hasta que una catrina cante la melodía de la razón.

    Otros lamentarán el trazo del delfín. Así que, para qué preocuparnos del otro despertar si arrugando una pintura velardeana nos hallamos. Buenos no hay que logren destapar la agonía encerrada en un mundo incapaz de someter la cálida reencarnación de un suspiro.

    Cesa la lágrima desonocida. Habrá otros que jamás volteén al suelo, porque su mundo-inframundo- está en el cielo. Sólo basta para vivir una roca que golpeé las camas y así soñar sin fin.

  • Untitled

    A propósito de mandar este texto (no inscrito en este blog) a Lis:

    Antes de todo, y sabiendo que ella lo leerá, me predispongo a soltar, dejarme llevar por la corriente de mi conciencia, la libertad, ¿qué es? Cualquier cosa. Estoy ausente de lo que pasa alrededor, me siento bien, conmigo. Me siento mal sin ella. Y no me da pena que los que tengo enfrente me vean soltar esas gotas saladas de las que no hay explicación para que existan. Gotas saladas, sí, eso son. Pero no quiero parecer cursi, nunca lo he querido, siempre lucho contra eso en mi escritura. Ahora mismo no sé qué agregar, lo tengo en la cabeza pero mis manos escriben otra cosa, están en contra de mí, ellas saben que ella leerá este escrito y no quieren que lo sepa, yo, ¿quién soy yo? ¿Qué lucha contra mis manos? ¿mis manos? ¿quién es la dueñas de esas manos que dicen “mis manos”? Pues ellas escriben automáticamente sin hacerme caso, yo quisiera escribir tantas cosas de ella, pausa. ¿Que por qué lloro? Una sonrisa aparece junto a unos ojos rojos cansados de sudar. No, por nada, contesta ese yo, ¿qué escuchas? Me pregunta la voz, hace dos días estuve con ella. Pausa. No puedo controlar este sentimiento, ayer lloré, lloré y hasta el cansancio, y hasta que el sueño me venció, no me di cuenta a qué hora fue, desperté con los ojos hinchados, y sé que ella leerá esto. Y no me importa. Por que ahora estoy segura de muchas cosas, bueno tal vez de sólo una y esa cosa me hace hacer esto, a veces, la mayoría de las veces no me entiendo, y con esto tampoco pretendo darme a entender, cuando en varios días lo relea me daré cuenta de la subjetividad de mis palabras y tendré que desaparecerla para convertirlo en texto literario, ficticio o poético. Tengo, en lo que va del día ya cuatro horas escuchando la misma canción, yo sé cuál es, no es necesario que tú, lector lo sepas. Ella lo sabrá, tú lector, no me interesas por lo pronto, sólo me interesa ella. Ahora que me doy cuenta, ya cambié la voz narrativa, ahora estoy hablando en tercera persona, ¿por qué? Sí, hablar en tercera persona me conviene más.

  • Ella

    Ella es gentil, su naturaleza en lo particular me tranquiliza. Hablar de ella, o de alguien en general, creo que siempre es difícil, uno nunca puede ser objetivo, siempre los sentimientos o sensaciones le ganan a la objetividad. Está bien, trataré de hablar de ella, la que se encuentra al otro lado de la historia, al otro lado de la tierra. Ella no sabe, pero sabe. Huele a ¿cómo describirlo? No vuela. Calla. Habla. Observa. Desvía la mirada. Besa. Acaricia. Siente. Alardea. Siente. No sabe. No sabe en verdad. ¿Qué es lo que no sabe? No sabe lo de la otra. Ella. Duele. Le duele. Respira. Aspira. Enloquece. Me enloquece. Escucha. La escucho. Ella. Tantas cosas. Ella no sabe. Es mejor que no sepa. Ella. Quiere. Ama. Tal vez. No sabe. ¿qué no sabe? Que la huelo. Que la respiro. Y ya no estoy hablando de ella, ella ya no habla de ella, de nuevo la tercera voz. Ahora sí. Ella. ¿Quién es ella? Una desconocida. Muy conocida. No del todo. No como yo quisiera. No puedo hablar de ella. Ella ama. Sueña. Teme. Teme. Teme. Yo temo. Me temo. Se teme. Sueña. Ella. Es. No es. Está. No está. Vive. Por ELLA todo vale la pena. ¿qué vale la pena? ¿Llorar? ¿Ella llora? La otra llora. La extraña. Y ¿tú? ¿Quién eres tú qué escribe? ¿quién eres tú para ella? Ya no me hables más. Calla voz. Ella, sí ella. Está allá, lejos. Tú. Eres ella. Las palabras de tanto repetirse no dicen nada. Pero “ella” no cansa. Se cansa. Advierte. Se enoja. Se despide. Sucumbe. Me embriaga. Ella. Así tan simple como la palabra.

    ¿Ella? Sí, ella. Piensa. Es. Fue. Será. Es una niña grande. Una mujer. Una esperanza. Un sueño ¿para quién? Calla voz. No llores. ¿por qué lloras? Ella tiene un nombre pero no importa. No importa ningún nombre. Para ella sólo es ella. El mundo está a sus pies. Mi mundo. Sólo mi mundo. ¿Certeza? No. Lo único seguro es la muerte, siempre dicen. Y lo otro seguro es que está lejos. Muy cerca. Cerca. Cerca. Tan cerca que la siento tan lejos. Tan lejos como las palabras en la noche.

  • Poema lésbico

    Casi llanas

    Te desmiento casi en la penumbra
    y en ese desmentir viene la calma
    la sospecha de tu cuerpo lúgubre se convierte
    altera
    alterna
    alter
    ego
    la otredad que nos atiende en el desmayo.

    Juntas desmentimos nuestros cuerpos
    dejamos de ser para los ojos
    sólo el líquen que emana de nuestras cavernas
    trémula, inquieta
    te muestras con los labios casi abiertos casi tibios
    mis labios te esperan para quemar la sábana
    madreperla, tu nombre se borra y suspira
    somos así
    musas
    amantes
    torbellinos de latidos