viernes, marzo 17, 2006

# poema

Claustro

No viviré a deshora
Dormiré
Hasta que el azul me ciegue
Y el cristal se quede sin ventana
Tras el encierro de mi respiración.

Escucharé el sermón del dictador
Mientras una melodía en la carta
Amenace sutilmente la vida.

Cuando el silencio llegue
Caerán los techos sobre el agua

Avanzará el verdugo cabizbajo
Que se piensa autor del albedrío

No importará mi voz
Pues es voz muerta y refugiada

Perdido en el torbellino frangible
Contaré los espacios y nada cambiará

El recuerdo ausente pedirá
Clamará
Por la apariencia de su insignia
Regocijándose, formará parte
del claustro
donde ni yo ni mi silencio estamos.

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